¿Por qué los juegos free to play son tan adictivos?

¿Por qué los juegos free to play son tan adictivos?

Más de 100 millones de personas jugando a Candy Crush. Otras 100 millones de personas diarias jugando a Clash of Clans. ¿Realmente son tan divertidos estos juegos? ¿O es que existe algo más? Vamos a analizar por qué los llamados juegos “free to play” (juegos gratuitos pero que incluyen pagos puntuales opcionales) son tan adictivos.

Los videojuegos y la dopamina

Empecemos por lo básico. Los videojuegos están basados en un potente sistema de feedback. Cada vez que hacemos algo de forma correcta, el juego nos otorga una recompensa (monedas, un sonido, objetos, un mensaje de enhorabuena…). Esta sensación de satisfacción por hacer lo correcto genera dopamina en nuestro cerebro otorgándonos una breve sensación de placer. Esta dopamina es altamente adictiva, por lo tanto entramos en un bucle: queremos repetir la acción que nos da placer de forma continua. Esta es la razón por la que solemos decir eso de “venga, un poquito más”, y también es la razón por la cual la gamificación puede ayudarnos tanto en ámbitos como la educación o el trabajo.

También esta es la razón por la que los videojuegos son mucho más adictivos que los juegos tradicionales, ya que el formato digital permite aumentar el feedback y proporcionarlo de manera instantánea.  

porque los juegos free to play son tan adictivos candy crush

La dopamina en los juegos tradicionales, y en los juegos free to play

Tradicionalmente un jugador se pasaba horas jugando a un videojuego hasta que el propio cerebro aborrecía estas dosis de dopamina. En ese momento apagabas la consola y pasabas a otra cosa.

Lo que ocurre con la gran mayoría de juegos Free to Play es que limitan tus acciones, por lo tanto no eres tú el que decide cuando dejas de jugar, sino es el propio juego el que no te permite jugar más hasta que no transcurra un periodo de tiempo determinado, momento en el que se recargan las vidas o una barra de energía.

Pero esto conlleva un problema: la partida acaba cuando tu cerebro está totalmente enchufado en esas dosis de dopamina, cuando todavía no ha dicho “basta”. Tu cerebro quiere más, pero el juego no te permite seguir jugando. Esto tiene dos consecuencias posibles: el en 95% de los casos, el jugador acude religiosamente tras transcurrir el tiempo de espera determinado, y el otro 5% de los jugadores acaban pasando por caja y pagando dinero por seguir jugando.

El tiempo que un jugador tiene que esperar para volver a jugar está cuidadosamente medido. El equipo que hay detrás del juego sabe perfectamente que el “mono” del jugador desaparecerá si este pasa demasiado tiempo sin jugar.

Incluso la cantidad de elementos que puedes adquirir en estas tiendas virtuales está limitada para que sigas teniendo mono aunque pases por caja. Zynga limitaba el uso de monedas virtuales que podías comprar en sus juegos de Facebook porque sabía perfectamente que con demasiadas monedas podías avanzar demasiado rápido en el juego y descubrir lo absurdo que era todo. Ni si quiera era un juego divertido, simplemente era un juego adictivo.

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Las recompensas en los niveles más elevados

El problema de esta falta de dopamina no es únicamente que es el juego quien decide cuando nos da nuestra dosis, sino que cada vez será más difícil obtenerla.

Incluso en los juegos tradicionales, la dificultad del juego se incrementa conforme avanzamos en este. Esto es totalmente necesario. En el momento en el que un juego sea demasiado fácil, lo abandonaremos. Pero mientras que en los juegos tradicionales el aumento de la dificultad es una experiencia entretenida más, en la gran mayoría de juegos free to play el aumento de la dificultad consiste en hacer tareas repetitivas y aburridas de forma más frecuente. Cada vez es más difícil obtener esas recompensas que nuestro cerebro tanto adora, y es cuando el juego aprovecha la ocasión para ofrecernos la posibilidad de tomar un atajo pasando previamente por caja.

Es cierto que el “farmeo” (realizar acciones tediosas de forma repetitiva con un objetivo determinado) ha existido siempre, pero cuando el juego entero se convierte en un continuo farmeo y además tenemos el impedimento del tiempo que se nos permite jugar, se convierte en un infierno. Llega a un punto en el que es imposible avanzar en el juego sin pagar.

 

#NotAllGames

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Existen excepciones. Juegos como League of Legends (Riot Games), Heartstone (Blizzard) o DotA 2 (Valve) son ejemplos de juegos en los que la experiencia del jugador no se ve afectada por el dinero que decidas gastar en el juego. La experiencia es la misma para todos los jugadores. Por desgracia no es lo común, y muchos Free to Play están más cerca de las máquinas de juego que de los videojuegos tradicionales, contando incluso con casos graves de adicción que han arruinado a familias enteras.

En conclusión, la gran mayoría de estos juegos intentan crear experiencias adictivas pero poco satisfactorias para que intentemos compensar esa falta de satisfacción con dinero.

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